El minimalismo y la era digital

Cuando el alemán Ludwig Mies van der Rohe volvió de la Primera Guerra Mundial pensó en un diseño de “piel y hueso”; y pronunció la famosa frase “Menos es más”. Para entonces, este autodidacta y genio del diseño había proyectado (y construido) una decena de edificios. Sin saberlo en ese momento, inspiraría lo que luego se llamó “minimalismo”.
El diseño minimalista supone eliminar todo elemento que obstruya o sea “pesado” visualmente. Eliminar lo superfluo y recuperar lo esencial: la simplicidad gráfica, el mensaje de los colores o la tipografía. La economía del diseño minimalista propone una experiencia visual diferente donde cada elemento recobra su valor.
Paul Watzlawick ha dicho que “es imposible no comunicar”. Sin embargo, pareciera que ante la avalancha de información desordenada, la publicidad constante, la competencia de las marcas a todo nivel y los diseños multiplataforma que (por ser cada vez más atractivos y llamativos) terminan siendo confusos, el simple acto de comunicar es cada vez más difícil.
De ahí la importancia de entender quiénes son los clientes y cuál es el mensaje que una marca desea transmitir para que no se pierda en el aluvión de contenidos que se ofrecen a diario.